Hay molduras de todo tipo y color, para distintos usos y espacios y de distintos materiales. Quizás las más populares hace muchos años fueron las de cerámica, utilizadas frecuentemente para darle una terminación a los baños revestidos con azulejos -son las más vistas también-.
Desafortunadamente, estas dejaron de fabricarse hace ya mucho tiempo, pero si estás necesitando algo vinculado con azulejos, te sugerimos que pruebes con alguna casa de azulejos, que suelen comprar y hacerse de este tipo de productos esperando a que alguien necesite un arreglo.
Ahora bien, probablemente, si fuiste a comprar cerámicos, especialmente para pared, es muy probable que el vendedor te haya ofrecido molduras. Abajo te contamos por qué vale la pena invertir en ellas.
1) Ofrecen buena terminación
Muchas veces en una pared hay que hacer cortes para cubrir las superficies y dichos cortes de la placa pueden no ser los más prolijos, dependiendo de las herramientas que utilice el constructor. Por dicho motivo, las molduras de PVC, por ejemplo, con su diseño de pestaña, cubren no sólo el lateral de la placa, sino también una pequeña parte de la superficie, asegurándose que cualquier diente que haya quedado, quede cubierto. De este modo, la terminación es prolija. Su utilización es clave y frecuente cuando no se reviste la totalidad de la pared, sino sólo un área.
2) Previenen cachaduras
Las molduras se utilizan generalmente en zonas donde hay aberturas, o bien hay ángulos que exponen a los cerámicos. En este sentido, dichos ángulos (especialmente uno cóncavo, como esos que hay en un pilarcito o bien una columna) deben ser protegidos para que en caso de que se nos caiga algo sobre ellos, dicha superficie no se vea dañada. Es decir, previene cachaduras donde no habría protección de no ser por la presencia de dichas molduras. En estos casos se utilizan las molduras tipo pestaña -con encastre- pero también hay otras que pueden colocarse luego, con forma de V, para prevenir este tipo de accidentes. Convengamos que vale más prevenir con una moldura que el esfuerzo y el gasto - ni hablar de la complejidad- que implica cambiar una sola placa.
3) Facilitan la limpieza
Pensemos en una placa de cerámica colocada sobre la pared de una cocina, específicamente en el área de la mesada. Se reviste la pared con dos placas o bien tres, pero no se va a colocar una alacena, por lo que la terminación queda expuesta. La presencia de una moldura de encastre permitirá facilitan la limpieza del polvo que se acumule en el lateral de la placa, evitando manchar la pared.
4) Complementan los detalles y adornan
Cuando se reviste una pared con un cerámico con dibujo, colocar una guarda resulta un poco recargado, por lo que una moldura tipo lápiz puede ser la solución ideal. Vienen en tonos brillantes o esmerilados, tanto en plateado como dorado. Ahora bien, también pueden ser utilizadas para dar un efecto minimalista en baños monocromáticos o bicromáticos. Así como también se utilizan en esos baños cuyo revestimiento del piso sube hasta la mitad de la pared y luego continúa con otro revestimiento. En este caso, se puede utilizar una moldura para separarlos, siendo ésta una elección muy sobria. Por último, muchas veces se usan para destacar aún más la colocación de mallas en las paredes, haciendo que una guarda resulte aún más llamativa. Una alternativa para estas molduras son los lápices de vidrio o travertino, que se utilizan con esta misma finalidad.
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